domingo, 8 de noviembre de 2009

España, nuestro pasado oculto

                El Maestro Alvargonzález en una de sus formidables conversas nos dijo una pequeña metáfora que cito a continuación:
                Imagina un niño al cual se le hereda una fortuna considerable, una fortuna enorme; por razones que no vienen a cuento queda huérfano y al no ser mayor de edad de pronto surgen asesores que lo van a ayudar, prácticamente, ¿tú crees en la asesoría gratuita? Los asesores, los abogados, no están tan interesados en la justicia como en la ganancia personal. Imagina al niño rodeado de abogados que supuestamente lo quieren proteger pero también quieren cobrar su trabajito. Entonces a aquel niño lo empiezan a confundir, a destruir su historieta,  a enloquecerlo, a corromperle su historia intima y ese niño va a crecer sin una identidad, sin una vinculación con su pretérito, ya deja tú lo de la herencia (esa se va a perder, va a pasar a manos de los abogados), sino la salud mental del niño aquel que va creciendo rodeado de asesores, aquél que fue heredero de una gran fortuna, entonces ¿qué es de aquel niño?
Yo tengo la teoría de que este país en el siglo XIX empezó una especie de infancia republicana maravillosa, después llegaron los asesores y lo enseñaron a renegar de su pretérito y empezamos nosotros mismos a devaluarnos hasta en nuestros apellidos; te lo pongo en la escala de valores emocionales: ¿Qué es más, un Smith o un González? ¿Un Pérez o un McDonald, qué es mas? ¿Por qué nos han enseñado que nuestros apellidos son “de segunda”?
                Tomemos conciencia de este hecho que es fundamental para poder entender el rumbo hacia el que vamos como proyecto de nación; si es necesario tendremos que retroceder para poder encauzarnos. Retrocedamos pues a navegar por las aguas que nos han dicho que son turbulentas, investiguemos un poco para darnos cuenta si los acontecimientos son tal como nos lo han hecho creer.
                Un pequeño atisbo de nuestra raigambre en el extenso mar de la historia está en el breve ensayo de José Luis Martínez, El mundo privado de los emigrantes en Indias, 2ª edición, 2007, del cual expongo aquí un resumen escrito por el mismo autor y que recomiendo ampliamente:   
Las cartas privadas de emigrantes a Indias, descubiertas y editadas por Enrique Otte, en Sevilla, 1988, reúnen 650 cartas -más algunos bises-, escritas entre 1540 y 1616, dirigidas por emigrantes a sus parientes en España. Se ignoran las respuestas o las consecuencias que tuvieron estas cartas. Proceden de la mayoría de las posesiones españolas en las Indias (108 lugares), y aun una de Filipinas: de Nueva España y el Perú, en primer lugar; y están dirigidas a 189 ciudades, villas y aldeas españolas, de Andalucía, Castilla la Nueva, Extremadura y Castilla la Vieja, principalmente.
La mayor parte de las cartas son de agricultores, encomenderos, artesanos y oficiales de múltiples oficios manuales; algunas son de profesionales y funcionarios y hay 51 cartas de mujeres.
Las “cartas de llamada”, como así eran designadas, surgieron inicialmente de la obligación que se impuso a los maridos en Indias de hacer venir a sus mujeres. Pero, además, hay muchas dirigidas a hermanos, sobrinos, para que vengan a compartir empeños. Y hay asimismo cartas de emigrantes que se han hecho viejos, ricos, caducos y que se han quedado solos, y llaman a sobrinos y parientes para que los auxilien y hereden.
Estas cartas nos presentan, pues, un panorama espontáneo y directo de los emigrantes en Indias: de cómo vivían, qué pensaban y les interesaba, qué imagen tenían de la riqueza de las nuevas tierras, qué ofrecían a sus parientes en España para animarlos a reunirse con ellos, del proyecto de vida que se habían hecho, de las fortunas que algunos habían logrado y de las oportunidades que se abrían para todos, de su insensibilidad para las nuevas tierras y sus antiguos habitantes, de sus sentimientos y pasiones expresados con libertad, de lo que les faltaba del Viejo Mundo, de la poca devoción y mucho interés de algunos religiosos, de su honda adhesión a la familia distante, y de su religiosidad, de los problemas que tenían para viajar y enviar cartas y valores, y de algunas peculiaridades de la lengua y estilo de los autores de estas cartas.
Escritas, en términos generales, en la segunda mitad del siglo XVI, estas cartas nos ofrecen los proyectos y la visión de vida que tenía esta tercera o cuarta generación de emigrantes a Indias. En tanto que los conquistadores y primeros pobladores, llegados entre la primera y la cuarta décadas del siglo, estaban dominados a costa de la expoliación y del trabajo indígena, estas nuevas generaciones, que escriben las Cartas privadas, descubren o reencuentran la dignidad y la eficacia del trabajo personal, -aunque muchos tienen o esperan indios en encomienda- y se abre para ellos un vasto campo de posibilidades de mejoramiento, en tiempos en que España sufre crisis económica y hay un empobrecimiento general.
Los grandes epistolarios de Indias publicados con anterioridad (Cartas de Indias, Epistolario de Nueva España, etcétera) son importantes por las noticias de orden político, social, económico y cultural que contienen, esto es, de la vida pública. Las presentes Cartas privadas de emigrantes a indias, como lo indica su título, hacen posible un conocimiento muy amplio de una de las caras que ignorábamos: el mundo privado de la emigración española durante la segunda mitad del siglo XVI. (Nos faltan aún por conocer los puntos de vista indígenas, en cuyo estudio ya se trabaja.)
La mayor parte de las características que van a dominar en la emigración española, y que subsisten hasta el presente, se configuraron en el periodo que cubren estas Cartas. El haber abierto este ancho campo para el conocimiento de las mentalidades es el mérito de la colección editada por Enrique Otte.